Comprendiendo el Desastre del Challenger

El 28 de enero de 1986, el transbordador espacial Challenger se desintegró trágicamente 73 segundos después del lanzamiento, cobrando las vidas de los siete miembros de la tripulación. El desastre fue investigado minuciosamente por la Comisión Rogers, que identificó la falla de las juntas tóricas de goma en el cohete propulsor sólido derecho como la causa principal. Estas juntas tóricas, destinadas a sellar las uniones en el propulsor, se volvieron quebradizas debido a las bajas temperaturas de esa mañana, permitiendo que los gases calientes escaparan y desencadenaran una explosión catastrófica. Este evento subraya la importancia del rendimiento de los materiales en condiciones extremas.

El Concepto Equivocado de la Viga H

El término "Viga H" se refiere a una viga de acero con una sección transversal en forma de H, comúnmente utilizada en construcción por su resistencia. Sin embargo, el transbordador espacial Challenger no incorporó Vigas H en su diseño. En su lugar, utilizó materiales ligeros como aleación de aluminio-litio para el tanque externo y aleación de aluminio con componentes de titanio para el orbitador. La ausencia de Vigas H en la estructura del transbordador significa que no tuvieron ningún papel en el desastre. La confusión sobre este término puede surgir de aplicar incorrectamente terminología de construcción a la ingeniería aeroespacial.


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Por qué Importan los Materiales

Los componentes del transbordador espacial fueron diseñados cuidadosamente para soportar las duras condiciones del vuelo espacial. El marco de aleación de aluminio del orbitador, la aleación ligera del tanque externo y las carcasas de acero de los cohetes propulsores sólidos fueron elegidos por sus propiedades específicas. La falla de la junta tórica destacó cómo incluso pequeños componentes pueden ser críticos para el sistema en general. Comprender los materiales y sus limitaciones es esencial para apreciar los desafíos de ingeniería de la exploración espacial.

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